Sencillamente, siento no haberos pedido siquiera opinión acerca de la inclusión de Luis en este grupo; pero os puedo asegurar que esta decisión no ha sido arbitraria. Su capacidad de raciocinio, sus puntos de vista, su diálogo vítreo y la forma de emitir juicios y análisis de nuestra realidad social me parecía y parece sencillamente imprescindible en este blog (con lo que ello conlleva). Y que siente precedente este acto y de esta manera os veáis libres de incluir aquí a quien bien queráis o consideréis recomendable. Sencillamente, veo reflejado en el post de este tal Luis un objetivo, esquema y contenido tan poderoso o más que los posts que yo mismo he ido poniendo en este soporte.
Veo, en esta intrusión, el verdadero espíritu que esperaba ver brillar en la Escuela. ¡No ya por la opinión en sí de Luis! Sino por la activa intrusión en nuestros esquemas mentales que supone y sobre todo por el ataque frontal a la frágil estructura de lo que hemos estado construyendo. ¡Frágil porque no hemos construído nada! Retrasé, al principio y conscientemente, la entrada de Txetxu en la Escuela con el objetivo de preservar su espíritu como en ámbar al menos mientras tomaba forma... pero la Escuela, tal como ha sido concebida, ha de ser amenazada de muerte para comenzar a construirse. Os aliento a reflexionar, ¿qué se ha construído aquí? Yo os lo diré, en mi sincera opinión: nada. Construir bajo la amenaza de muerte de la destrucción, del fuego de la duda y del olvido, ¡eso es lo que hay que hacer! ¿Seis miembros? ¿Catorce? Eso no importa ahora, lo que importa es pararse un momento a pensar qué hemos estado haciendo con este sitio desde su apertura.
Podemos decidir no tocar nada más, dejar intacta esta crisálida, este proyecto a medio germinar, seguir posteando sobre todos los temas con los que nos sentimos cómodos, aquellos tópicos, intereses y sucesos bajo los que nos aunamos todos en un abrazo sincero o...
Podemos decidir construir esto a base de mal, a base de hundir la mano en la llaga de nuestra comodidad. ¡Os invito a sacarnos mutuamente los ojos adormilados! ¿Qué es lo que no te gusta de The Wall de Pink Floyd, Lina? ¿Qué es lo que a nosotros nos parece tan genuinamente sublime de esa película? ¿En qué puntos exactos de nuestras respectivas visiones de la realidad física, social y política empezamos a mirarnos con recelo y sacudir nuestras apologías al aire? Me gustaría que ocurriese esto, que busquemos estas brechas y les saquemos todo el sano beneficio que podamos.
Que con más vehemencia, atención y fijación leemos y escuchamos los puntos de vista que nos son ajenos, que son en su concepción antítesis de los nuestros o acaso entes desconocidos. ¡Ah, el conocer lo desconocido! No es mi intención haceros la boca agua, desviar la atención hacia un falso velo o cualquier truco de ilusionista...
¿Qué queréis que sea de la Escuela? Porque no he visto nada productivo salir de ella desde su fundación, prácticamente. ¿En cada uno de los blogs asociados? ¡Maravillas! Maravillas dialécticas, breves fragmentos de brillantes diálogos y grandes posts y comentarios, sí. Y grandes encuentros entre los integrantes de la Escuela, sí. ¿Pero y la Escuela en sí? Palidece bajo la sombra de unos objetivos inconclusos, apenas bosquejados, que la convierten en un proyecto autoconclusivo y destinado a caer en el olvido tan pronto carezcamos del interés de postear interesantes noticias o reportajes o no veamos el sentido de publicar acerca de nuestros comunes gustos. Sin embargo, ¿cuándo desaparecerán nuestras diferencias? Más aún, ¿cuándo dejarán nuestras diferencias de identificarnos individualmente y de construirnos en toda nuestra realidad? Jamás, señores, señorinas.
¿Qué queréis que sea de la Escuela?
Cuestión aparte, sí, Luis. Si de verdad os ha molestado su violenta inclusión, os exhorto a hacer lo propio, bajo riesgo de la estabilidad de la Escuela. ¡Así sea! Hirámosla de muerte en sus principios, que de esta forma la obligamos a regenerarse de la misma forma en que el universo estará vivo mientras haya oposición de contrarios...